sábado, 4 de octubre de 2008

Mirar.


Me gusta mucho mirar. Mirar a mi alrededor y mirar a todos los alrededores que consigo alcanzar. Y asombrarme con la diferencia. Con lo que entiendo y con lo que no entiendo. Con el color y la forma, con el olor y el sabor de la realidad.

Por eso necesito viajar. Desde mi pereza necesito hacerlo porque necesito mirar más allá.

Cuando viajo me gusta hacerlo desde duda, desde la discreción y desde el sigilo, como para no molestar, como para no perturbar la naturaleza de las cosas.

He llegado a la conclusión de que necesito de vez en cuando huir de lo que he elegido y bucear en todo aquello que pudo ser - por elección, por limitación, por latitud, por edad, género, contexto- Sí, necesito no olvidar que lo que soy es sólo una de las millonésimas realidades posibles.

Por ello intento escapar viajando, mirando, tratando de comprender, saboreando... Y después volver. Volver a lo elegido, a lo de siempre. Y sentir que uno está donde quiere estar pero con la sensación de ser un poco más grande, más sabio, más lleno de belleza, pero sobre todo, mejor ser humano.

1 comentario:

Fenjx dijo...

es como gandi
que esperaba abrazar sino en ésta en otras vidas a toda la humanidad

visitando otros volcanes a los que podrías haber amado de estar en la cordenada espacio temporal adecuada
con la serenidad de saber que somos puntitos semitransparentes que estamos de paso
con la intencioón de dejar pequeñas huellas invisibles de limón que solo se hacen visibles al aplicarles la luz de una vela
con la voracidad de un espíritu inquieto que no se conforma con imaginar desde lejos
ni con mirar el horizonte
sino que quiere también
tocarlo